La cuarta revolución industrial -conocida con el nombre de Industria 4.0- y que se caracteriza por la creciente digitalización e interconexión de los productos, cadenas de valor y modelos de negocio, es ya una realidad.
Las empresas del sector industrial deben apostar firmemente por procesos de transformación digital para mejorar la eficiencia y el aumento de la productividad, integrando y optimizando la gestión de las cadenas colaborativas de valor entre empresas. No solo eso: la digitalización e interconexión de productos y servicios (como, por ejemplo, los servicios asociados a internet de las cosas) puede ayudar a las compañías a alcanzar importantes mejoras en su desempeño.
Si las compañías son capaces de aplicar las tecnologías digitales en los procesos industriales y de fabricación pueden obtener importantes ventajas competitivas, como incrementos adicionales de los ingresos, efectos directos en materia de reducción de costes y de eficiencia o una amortización de la inversión en un corto periodo de tiempo.