En los últimos años, el incremento exponencial de la conectividad y la aceleración de la transformación digital complican la gestión de riesgos de ciberseguridad y la lucha contra las amenazas. El 75% de los encuestados afirma que sus empresas tienen un exceso de complejidad en su modelo operativo y en sus procesos que podría ser innecesario. Casi el mismo porcentaje considera que esta complejidad conlleva un incremento notable de los riesgos de ciberseguridad y de privacidad.
La infraestructura de datos y las arquitecturas tecnológicas son algunos de los principales factores que más contribuyen a esta complejidad. Para los entrevistados, esta circunstancia se traduce en pérdidas económicas, menor capacidad de innovación y menor capacidad de recuperación ante ciberataques o fallos tecnológicos.
La complejidad en sí misma no es mala, de hecho, suele ser inherente al crecimiento del negocio, al necesitar más personas y más tecnología. El coste que implica una complejidad innecesaria no es obvio hasta que se produce un ataque.
Principales consecuencias de la complejidad operativa:
Pérdidas financieras debidas a robo de datos o ciberataques.
Incapacidad de innovar al ritmo del mercado.
Falta de resistencia operativa o capacidad de recuperación ante un ciberataque o un fallo tecnológico.
Las empresas que manifiestan haber abordado procesos de simplificación en su organización (35% en el mundo y 31% en España), se han centrado en consolidar los proveedores de tecnología (32% en el mundo y 26% en España), definir/reajustar la combinación de servicios internos y gestionados (30% en el mundo y en España), reorganizar las funciones y las formas de trabajo (33% en el mundo y 34% en España) y crear un marco de gobierno del dato integral (32% en el mundo y 27% en España).
Además, cada vez son más los CISO y CIO que analizan detenidamente sus inversiones, para tratar de consolidar sus proveedores de tecnología y aplicaciones y revertir, así, el entramado de software y tecnologías diferentes que dificultan su gestión, haciéndolo más vulnerable.
Por último, el paso a la nube puede ayudar a simplificar los procesos de negocio y la arquitectura IT, proporcionar flexibilidad y acelerar la innovación. Si se hace bien, las transformaciones en la nube pueden ser seguras, eficientes y exitosas.