La industria del seguro se enfrenta a retos derivados de una creciente falta de confianza en las instituciones financieras; la erosión de las clases medias como consecuencia de la pandemia; una mayor demanda de las cuestiones ESG; y la necesidad de acelerar la digitalización con nuevos canales de distribución. Estos factores están derivando en un ensanchamiento de la brecha entre los riesgos potenciales en el mundo y los que finalmente se aseguran. Un gap asegurador que podría situarse en los 1,86 billones de dólares en 2025.
Madrid, 15 de junio de 2022. Los riesgos asociados al cambio climático podrían llegar a generar primas para el sector asegurador por valor de 183.000 millones de dólares, en todo el mundo, en 2040. Esta es una de las principales conclusiones del informe Insurance 2025 and beyond, elaborado por PwC y que recoge las principales tendencias que van a marcar el futuro de la industria aseguradora en los próximos años. La mayor parte de esta cantidad se correspondería con seguros relacionados con la protección de los hogares y las propiedades contra distintas catástrofes naturales como las inundaciones, los terremotos y los eventos meteorológicos extremos, como tormentas o incendios, entre otros.
El documento pone sobre la mesa la gran oportunidad que para la industria del seguro pueden suponer las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés), en especial las relacionadas con el cambio climático. Sin embargo, reconoce que, para aprovecharla, las compañías de seguros tienen todavía mucho camino por recorrer; por ejemplo, a la hora de integrar los riesgos climáticos en sus carteras de productos, de crear seguros específicos o de rediseñar sus modelos internos de riesgos y de precios.
El informe revela, además de la sostenibilidad y del cambio climático, otras cuatro grandes tendencias que van a determinar el futuro del sector en los próximos años y que desgranamos a continuación:
“Tras haber superado con éxito un periodo de pandemia de dos años, ahora es el momento en el que la industria aseguradora debe definir una agenda estratégica que transforme los retos del entorno en oportunidades de crecimiento rentable. Para ello, en nuestra opinión, el asegurador del futuro debe exceder el prevalente concepto de protección para convertirse en un proveedor de confianza. Una nueva agenda estratégica que debe apoyarse en un proceso de digitalización, orientado a proporcionar soluciones de valor añadido para los clientes (más allá de la búsqueda de la eficiencia) desde nuevos ecosistemas, alianzas y modelos de relación con una estrategia ESG integrada en la cultura y valores de la organización. Todo ello cimentado por el mejor talento humano que debe ser captado, retenido y desarrollado en un entorno de nueva normalidad, que asegure la óptima ejecución de la transformación de la industria con el mayor éxito”.