Madrid, 1 de junio de 2022. Primero, la pandemia y los cierres de las economías. Después, la crisis de los semiconductores y los problemas en las cadenas de suministro. Posteriormente, la invasión de Ucrania y su impacto en los precios de la energía y de las materias primas... La sucesión de cisnes negros -acontecimientos inesperados y de gran impacto para la sociedad, pero considerados extremadamente atípicos-, están alterado radicalmente la gestión de riesgos en las empresas, que deberán transformar su manera de afrontarlos si quieren hacer frente a un entorno extremadamente cambiante. Este es el principal mensaje de la Encuesta Mundial de Riesgos 2022, elaborada por PwC, a partir de entrevistas a 3.584 directivos de todo el mundo pertenecientes a empresas de diez sectores (financiero, industrial, distribución y consumo, energía, electricidad y recursos naturales, tecnología, medios y entretenimiento, salud, y sector público).
El estudio concluye que la inestabilidad de los mercados, los nuevos modelos de negocio, los ciberataques, los cambios externos y las cuestiones geopolíticas son, por este orden, las cinco grandes amenazas a las que se enfrentan las compañías en 2022, y que pueden impactar directamente en su capacidad para generar ingresos. El peso de estos riesgos, no obstante, varía en función del sector de actividad en el que nos encontremos. En el financiero, por ejemplo, la gran amenaza es la situación de los mercados. En el de energía, la geopolítica. En el sector asegurador, los modelos de negocio, y en los de salud, tecnología, telecomunicaciones y medios, los ciberataques, entre otros. Pero más allá de recoger cuáles son los riesgos más acuciantes, el documento incluye una serie de lecciones aprendidas para las empresas, que destacamos a continuación:
“La pandemia, la situación geopolítica, los costes de la energía y de las materias primas, y los problemas que las compañías tiene a lo largo de toda su cadena de proveedores son acontecimientos que están poniendo a muchas empresas en situaciones críticas de forma permanente. La realidad es que todos estos riesgos, o cisnes negros, se producen cada vez con mayor frecuencia, lo que hace absolutamente necesario cambiar el enfoque tradicional de su gestión. El análisis de datos y los ejercicios de estrés de escenarios se vuelven ahora más relevantes que nunca a la hora de afrontar los riesgos con la máxima anticipación posible”.
Fernando Natera, head of External Communication
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