El mundo es diferente a como era hace tres años. La pandemia ha provocado turbulencias sanitarias, económicas y de funcionamiento de los mercados, con fuertes repercusiones en las cadenas de suministro y el mercado laboral. La volatilidad del actual entorno geopolítico agrava aún más las dificultades de suministro con sanciones que están evolucionando rápidamente. Los ataques de ransomware son cada vez más frecuentes y sofisticados y siguen siendo una de las principales amenazas para las empresas de cara a los próximos cinco años, señalan los CEOs en la 26ª Encuesta Mundial de CEOs, elaborada por PwC.
Otra de las principales consecuencias que se está produciendo en el mismo periodo, es en el ámbito social, donde la seguridad y la humanidad ocupan un lugar destacado en muchas decisiones. Hay una preocupación especial por parte de los clientes, inversores y otros grupos de interés, por los criterios ESG, en concreto por la reciente propuesta de la SEC de hacer pública la información sobre el cambio climático.
Además, se ha producido un impulso en la percepción de lo que es posible, ya que muchas empresas han introducido cambios sustanciales en sus estrategias y operaciones durante este tiempo, y ahora se muestran impacientes por descubrir nuevas oportunidades. Esto es especialmente cierto en el ámbito de la transformación digital, ya que, según la Encuesta Mundial de Riesgos 2022 elaborada por PwC, el 79% de los directivos afirma que adaptarse al ritmo de la transformación digital representa un importante desafío para la gestión de riesgos de su organización.
En resumen, nos encontramos en una situación que está cambiando nuestra forma de ver los riesgos y las oportunidades de negocio. Si bien cualquiera de estos cambios o riesgos tan dispares pueden causar impactos significativos por sí solos, es su grado de interconexión lo que ha provocado unas repercusiones de gran alcance.
Las compañías líderes han aprovechado esta etapa para reforzar su capacidad de resiliencia, pero también su madurez en materia de riesgos, de modo que hoy en día están listas para afrontar con mayor confianza las oportunidades que se les presenten en un futuro. No cabe duda de lo importante que son las estrategias de gestión del riesgo y de que ya no se trata de algo que pueda abordarse en solitario o desde un departamento independiente. La gestión de riesgos requiere que los CEOs supervisen y que los Consejos de Administración asuman su responsabilidad. Para ello, te compartimos cuatro formas en las que muchos CEOs están cambiando su forma de concebir su gestión del riesgo.
Contar con capacidades sólidas para hacer frente a los riesgos y reforzar el nivel de resiliencia, representa una ventaja. Pues permite a las empresas crecer y cumplir sus objetivos con seguridad gracias a la capacidad de anticiparse a los riesgos, de tomar decisiones informadas y de mitigarlos de forma rentable cuando se producen incidentes. Los directivos deberían controlar todos los elementos que intervienen en los riesgos estratégicos, operativos, normativos y tecnológicos, las repercusiones que tienen en toda la organización y cómo se gestiona cada uno de ellos. El responsable de riesgos es una pieza fundamental en esta labor, pero todo el equipo directivo se beneficiará de este conocimiento. Además, para detectar cambios en el panorama de riesgos y crear una inteligencia de riesgos aplicable a todos, los datos son una herramienta fundamental en toda empresa.
Establecer un nivel de tolerancia al riesgo resulta fundamental para que tanto los directivos como los empleados de una organización sepan en qué ámbitos pueden asumir más riesgos para cumplir con la estrategia, aprovechar nuevas oportunidades y crecer. Fijar la propensión al riesgo contribuye a la agilidad, transparencia y alineación de toda la empresa, y cada vez son más los sectores que lo están poniendo en práctica. También es un mecanismo clave para que todos tengan presente la necesidad de prestar más atención a aspectos de carácter social cuando las compañías se enfrentan a decisiones y riesgos.
Una cultura sólida en materia de riesgos también desempeña un papel clave a la hora de sacar el máximo partido de éstos de una manera ágil, alineada con el propósito y los valores de la organización. Hoy en día, se están utilizando técnicas más sofisticadas para entender el impacto que tiene una cultura de riesgos y cumplimiento dentro de una empresa, y cómo optimizarlas.
En un mundo que se transforma con rapidez, no siempre es posible anticiparse a los riesgos analizando el pasado. A menudo, la gestión de riesgos se basa sobre todo en la sabiduría, el juicio, la experiencia del pasado y las técnicas tradicionales para evaluar los riesgos y sus posibles consecuencias. En cambio, es mucho menos frecuente que las empresas y los responsables de riesgos utilicen datos para mirar hacia el futuro, identificar patrones y detectar señales de alerta de nuevas amenazas en todo el espectro de riesgos, así como para analizar el posible impacto de los riesgos.
Cada vez son más los líderes que están tratando de anticiparse a los riesgos y ver cómo cambian en tiempo real, haciendo un mayor uso de los datos internos y externos y de las nuevas tecnologías para monitorizar y anticiparse a los riesgos, y así analizarlos con más precisión. Hoy en día, los datos en tiempo real se utilizan en múltiples ámbitos del negocio. Por ejemplo, el marketing digital responde a la información de los consumidores con el fin de predecir la mejor estrategia a seguir. Y, aunque los coches autónomos pueden parecer mágicos, no lo son, ya que funcionan con sensores y datos en tiempo real para guiar y seguir una ruta.
Pese a que estas técnicas y herramientas se aplican de forma diferente, pueden adoptarse para anticiparse a los riesgos y responder con agilidad. Ha llegado el momento en donde las áreas de riesgos deben transformarse para permitirlo y, en nuestra Encuesta Mundial de Riesgos, comprobamos que el 72% de las compañías tiene previsto aumentar su inversión en tecnologías que faciliten la detección y seguimiento de los riesgos.
Es necesario incluir varios puntos de vista, para que así exista una colaboración y se pueda explotar las oportunidades, así como para predecir y hacer frente a los riesgos. La gestión de riesgos es un trabajo en equipo. Por ejemplo, un elemento clave del éxito en la gestión de riesgos consiste en comprender la psicología y cómo diseñar una estrategia orientada a las personas. Sin embargo, estas no son competencias habituales en las funciones de riesgo y cumplimiento. Estas habilidades se han utilizado en ventas, seguridad y otras áreas para motivar e incentivar a las personas a hacer, o no hacer, ciertas acciones y para diseñar procesos y mecanismos acordes.
Según nuestra Encuesta Mundial de Riesgos, las empresas están avanzando en la dirección correcta, y el 70% de ellas prioriza la diversidad en los equipos de riesgos, recurre a alianzas para obtener diferentes capacidades y tecnologías, y está mejorando la concienciación sobre los riesgos en todas las áreas de negocio.
En resumen, gestionar los riesgos no consiste en responder a los cambios. Se trata de cambiar nuestra forma de observar, cambiar nuestra perspectiva y considerar diferentes ángulos para anticiparnos y ser ágiles. Cuando nos adentramos en nuevos planos, desbloqueamos nuevas posibilidades. En PwC ayudamos a nuestros clientes a cambiar su forma de gestionar el riesgo.