La inclinación por actuar con prudencia tiene que ver con unos yields o retornos de las inversiones inferiores a los de años anteriores –según el 36% de los encuestados– y con una fuerte presión por invertir. Pero también con la escasez de activos prime o de calidad y con el reconocimiento por parte de la mayoría de inversores –el 86%–, de que están tomando más riesgos para cumplir con sus expectativas de rentabilidad.
A estos factores se unen potenciales riesgos macroeconómicos y sociales, como un escenario de subida de tipos de interés en Europa en el corto plazo o el incremento de la inestabilidad política internacional, que preocupa al 81% de los inversores y agentes del sector. El Brexit se mantiene como un punto importante de intranquilidad para los inversores. De hecho, la a mayoría de los encuestados espera una caída de la inversión y del valor del sector inmobiliario británico en 2018. Un descenso que se compensará, al menos en parte, por un aumento de estas mismas variables en los mercados inmobiliarios de otros países de la Unión Europea como Alemania, Francia, España y Luxemburgo.