La temporada se presenta con buenas perspectivas, pero, también, con algunas señales de alerta para el sector hotelero. La industria espera alcanzar, entre los meses de diciembre a febrero, unos niveles de ocupación como antes de la pandemia
El Smart Observatory es un informe, elaborado por PwC y CEHAT, que analiza la evolución del sector hotelero en España e identifica las principales tendencias a futuro. El estudio consta de un indicador general, el índice Smart Observatory, y de cinco subindicadores que analizan el entorno macroeconómico, las variaciones de los flujos turísticos, el sentimiento del turista en los canales digitales, la intención de viaje y la tendencia futura de la demanda.
Las favorables expectativas del sector hotelero para esta temporada de invierno se sustenta en tres grandes pilares: las ventas en cartera, el sentimiento positivo del viajero, y el interés por España y la consiguiente recuperación del turismo internacional. A pesar de que los meses de diciembre a febrero son considerados como temporada baja en buena parte de nuestro mercado turístico, la intención de viajar a España se mantiene por encima de los niveles previos a la COVID-19.
Los factores macroeconómicos son, sin embargo, los que podrían ensombrecer las favorables expectativas de la industria hotelera para los próximos meses. Países como Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, han recortado notablemente sus previsiones de crecimiento, que podrían tener un efecto negativo en el flujo de viajeros procedentes de estos destinos, en el futuro.
Además, el actual contexto inflacionista afecta directamente al sector, que está sufriendo un incremento sustancial de los costes, especialmente, de los relacionados con la energía y la alimentación. De momento, los hoteles han sido capaces de ajustar los precios de las habitaciones sin erosionar la demanda, pero permanece la incertidumbre sobre cuánto tiempo se podrá mantener esta situación si la inflación, como parece, permanece por encima del 4% en los próximos años.
“El sentimiento y las ganas por viajar, en concreto, al destino español supera los niveles previos a la pandemia, y las perspectivas para la temporada de invierno 22/23 son superiores en cuanto a demanda. La intención de viajes de los principales países emisores nos permite afirmar una positiva mejora en el corto plazo. No obstante, dichos mercados se enfrentan a una situación económica de gran incertidumbre, lo cual puede afectar a la evolución del sector en las temporadas 2023 y 2024”.