Al contrario que en la última crisis financiera, la COVID-19 ha tenido un impacto inmediato en la economía real que, en una segunda fase y de manera progresiva, se irá manifestando en el sector financiero. Los cierres de las economías y las medidas de distanciamiento social impuestas por los distintos gobiernos en todo el mundo para combatir la pandemia están causando un serio deterioro de muchos de los sectores de los que se alimentan las entidades financieras. Si lo comparamos con crisis anteriores -incluida la de 2008, la crisis del petróleo, la de los años setenta, y la Gran Depresión, en los treinta-, la COVID-19 va a tener unas repercusiones mucho mayores en la economía mundial y va a provocar una caída del PIB global por encima del 6%.
Si miramos hacia el futuro vemos que, además de la pandemia, existen otros desafíos relevantes, como las tensiones geopolíticas o la nueva regulación, que van a marcar la evolución de las entidades financieras en el medio y largo plazo. Ni nosotros ni nadie tiene todas las respuestas a esos desafíos, pero hay un conjunto de macrotendencias que los equipos directivos de las entidades financieras deben de tener en cuenta:
A la hora de pensar en el futuro es importante contar con un marco estructurado para analizar lo que le espera a tu entidad, a su operativa y a su mercado. En PwC, como parte de nuestro proyecto El Futuro de los Sectores, hemos establecido cuatro áreas principales en la que centrarse:
Solo hemos empezado a ver los daños que la COVID-19 va a provocar en la economía real y, por extensión, en el sistema financiero. Unas consecuencias que van a requerir la puesta en marcha de iniciativas para actuar sobre los balances y sobre la reputación de las entidades financieras.
A continuación, algunas de las más prioritarias:
Muchas de las preguntas sobre cómo organizar tu entidad y cómo gestionar el talento, que estaban sobre la mesa antes de la COVID-19, las ha respondido la eficacia, la eficiencia y la productividad del teletrabajo. Estos y otros planteamientos parecidos se están poniendo en marcha, con éxito, desde el inicio de la pandemia y a gran escala.
Repensar tu organización te va a exigir centrarte en las siguientes prioridades:
Además de reparar los daños sufridos y de repensar sus actividades, muchas entidades financieras van a necesitar reconfigurar sus negocios y las plataformas sobre las que tienen montado su funcionamiento y su operativa comercial. En algunos casos, acometiendo cambios profundos. La anterior crisis financiera también obligó a tomar medidas de gran calado para que las entidades pudieran acometer el aumento de los costes regulatorios como, por ejemplo, la venta de empresas o la reducción de sus plantillas.
La crisis de la COVID-19 no está haciendo más que acelerar estas tendencias y poner en relieve lo mucho que queda por hacer
Redobla la apuesta por la reducción de costes, por la digitalización y por el rediseño de tu cartera de productos.
Apuesta por los servicios en la nube y por el uso de las tecnologías emergentes
Emplea las fusiones y adquisiciones para fortalecer tu posición estratégica
Cierra alianzas con instituciones de crédito no bancarias
Optimiza tu mix de negocios y productos.
A medida que los grupos de interés demandan una mayor transparencia de las entidades financieras, el foco se está desplazando, cada vez más, hacia un reporting adecuado en distintos ámbitos, como el financiero, el ESG o el cumplimiento regulatorio, entre otros. Pero el atributo más importante de cualquier entidad financiera que quiera tener éxito en el futuro será su capacidad para articular un cultura, una historia y unos valores únicos para la sociedad.
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