Los resultados de la encuesta apuntan a una batería de medidas que los gobiernos europeos deberían tomar para frenar la escalada inflacionista. Entre ellas, destacan la necesidad de promover reformas estructurales y políticas de oferta, así como de adaptar el marco fiscal y las ayudas de las empresas a un escenario macroeconómico marcado por la debilidad de la actividad.
La inflación ha vuelto. La tasa de incremento interanual de los precios supera o ronda en muchos países importantes los dos dígitos (Alemania, 11,6%; Italia, 12,8%; Reino Unido, 10,1%; Estados Unidos, 8,2%), lo cual supone una amenaza directa para el bolsillo de los ciudadanos, la demanda de bienes y servicios, la viabilidad de las empresas y en general para el conjunto de la actividad económica.
¿Cómo pueden afrontar los gobiernos los riesgos derivados de la escalada inflacionista? La encuesta del Consenso plantea distintas propuestas de actuación, y todas ellas reciben la aprobación de la mayoría de nuestros expertos, sugiriendo así que todo lo que se pueda hacer para mitigar los riesgos inflacionistas será bienvenido.
En particular, el apoyo de los encuestados es masivo (el 85,7% del total) cuando se propone impulsar las reformas estructurales y las políticas de oferta que permitan a las empresas impulsar su crecimiento. Otras medidas que también respaldan la mayoría de ellos tienen que ver con las ayudas a las empresas (a través de la adaptación del marco fiscal o de apoyo directo), con el diálogo social y con la conveniencia de que las compañías tengan mayor autonomía para negociar los convenios salariales.
La coyuntura actual de la economía española es una mezcla de datos positivos y negativos: los servicios aguantan, la industria va mal, el empleo da una de cal y otra de arena, el PIB se desacelera, los precios empiezan a ceder... En consonancia con esa fotografía borrosa, nuestros expertos califican mayoritariamente la situación económica como regular. Sin embargo, sus estimaciones para el próximo trimestre indican que las curvas de la coyuntura pueden aparecer en cualquier momento, en línea con la mayoría de las previsiones de los organismos nacionales e internacionales, que esperan una contracción de la economía española en la primera mitad de 2023.
¿Cómo se trasladan esas percepciones a cifras concretas de crecimiento Económico? Aquí sí se observa un giro claro hacia el pesimismo, tanto en relación con las estimaciones del anterior Consenso Económico como si se comparan con las de los principales organismos nacionales e internacionales. Para el conjunto de 2022, el promedio de estimaciones de crecimiento del PIB de nuestros expertos se sitúa en el 3,9%, que es un porcentaje ligeramente inferior al del Consenso anterior (4% y que queda muy claramente por debajo de las actuales previsiones del Banco de España (4,5%), del Gobierno (4,4%), de la OCDE (4,4%) y del FMI (4,3%). Para explicar esta disonancia hay que decir que buena parte de los panelistas del Consenso contestaron la encuesta antes de conocer el crecimiento del PIB del tercer trimestre, que fue mejor de lo esperado.
En lo que respecta a las previsiones para 2023, nuestros panelistas creen que el crecimiento económico será del 1,1%, cuando en el anterior Consenso la estimación era del 3%. Si obviamos el paréntesis de la pandemia, es la mayor caída de previsiones de la serie histórica del Consenso. La estimación de los encuestados para el aumento del PIB en 2023 es también inferior a las de las principales instituciones de análisis (FMI, 1,2%; Banco de España, 1,4%; OCDE, 1,5%; Gobierno, 2,1%), si bien algunos economistas privados sitúan el crecimiento del año que viene en el 1% o incluso por debajo. Estimación de los expertos sobre la evolución de la economía española.
Cuando aterrizamos el escenario macroeconómico en la situación de hogares y empresas, los resultados de la encuesta reproducen el patrón de que la economía está ahora mismo regular y tiende a empeorar en el próximo trimestre. Sin embargo, el diagnóstico para las empresas es más positivo que para las familias. La situación económico-financiera actual de las compañías es incluso buena para uno de cada cinco panelistas, seguramente influenciados por los excelentes resultados económicos de sectores como la banca, el turismo, la energía o los seguros. El buen comportamiento de las exportaciones (que crecieron un 25% hasta agosto), beneficiadas en parte por la depreciación del euro, añade también una nota positiva a las expectativas empresariales, en contraste con el notable empeoramiento de las previsiones para la inversión productiva y para la creación de empleo.
En el caso de los hogares, la situación actual no es del todo mala (seis de cada diez encuestados la etiquetan como regular), pero la consideración para el próximo trimestre es abiertamente negativa. De cara a mediados de 2023, este empeoramiento de la coyuntura de las familias tendrá, según nuestros expertos, un impacto desfavorable en la demanda de consumo y, sobre todo, en la de vivienda, probablemente como consecuencia de la subida de los tipos de interés.