La creación de un mercado de pagos electrónicos en la UE se topa con dos grandes obstáculos, según nuestro informe Construyendo un modelo europeo viable de medios de pago. El primero es la preferencia del uso de efectivo por parte de los consumidores europeos. Una encuesta realizada entre consumidores en diez países de la UE revela que el 47% de los europeos prefieren el uso del dinero en metálico a cualquier otro método de pago electrónico. Una preferencia que, aunque varía en función del país -ver gráfico-, está bastante extendida. El segundo se refiere a la existencia de un mercado de medios de pagos electrónicos extremadamente fragmentado, con 15 sistemas nacionales y con una todavía mayor cantidad de especificaciones y exigencias distintas por estado, en materia de funcionamiento y de identidad.
Pero, además, de estos dos factores existen otros que también complican su desarrollo:
“Aunque la banca abierta ya está en marcha, todavía tiene un largo camino por recorrer para conseguir su adopción por parte del consumidor europeo. Para convencerle, será necesario desarrollar unos servicios sencillos y adaptados a sus necesidades. Para ello, el sector financiero necesita trabajar en su modelo de negocio, racionalizar sus infraestructuras y afrontar la situación actual como una oportunidad”.